Carta presentada en la mesa de partes del Despacho Presidencial el día 15 de Noviembre del 2012




Lima, 15 de Noviembre del 2012

Señor

OLLANTA HUMALA TASSO
Presidente de la República del Perú.
Presente.-
                                                                                    
Ref.- Expediente 12-012005
Expediente 12-022086

         De mi consideración:

         El día 08 de Noviembre pasado Sr. Presidente, se ha hecho de público conocimiento, que la Comisión de Defensa Nacional, Orden Interno, Desarrollo Alternativo y Lucha Contra las Drogas del Congreso de la República, ha aprobado un dictamen que otorga el control total a las Fuerzas Armadas del Perú en zonas de emergencia. Modificando el Decreto Legislativo 1095.

         Este dispositivo legal permitiría que efectivos de las Fuerzas Armadas del Perú, ejecuten acciones de interdicción, fiscalización, é investigación, con control terrestre, naval y aéreo, contra delincuentes implicados en el tráfico ilícito de drogas. Pero en el fondo, al parecer, lo que se buscaría es criminalizar la protesta social, pues faculta a las fuerzas armadas a utilizar operaciones militares contra “grupos hostiles”. Por lo tanto, la Policía Nacional sería relegada a una función de apoyo, en abierta violación de la Constitución del Perú, que determina que esa función es precisamente la de la Policía Nacional.

Esto sin duda, va a menoscabar la autoridad civil, que es prioritaria en un estado democrático. Más aún, cuando en nuestro país se están produciendo una serie de conflictos sociales, producto de demandas no atendidas históricamente por gobiernos ineficaces y corruptos. Esta medida va a debilitar la función de la Policía Nacional, y sin ninguna duda, va a dejar en situación vulnerable a la población civil.

         Lamentablemente en nuestro país, las nefastas experiencias del pasado se repiten irremediablemente. Demasiadas veces se ha recurrido a la solución fácil, de descargar en “operaciones militares”, los graves problemas nacionales, sin tomar en cuenta, que a la larga, estas aparentes soluciones fáciles van a ser los grandes problemas del mañana.

         Mi experiencia de vida me ha enseñado, que mezclar militares con población civil trae terribles resultados, por la sencilla razón, que la formación militar no es compatible con la vida civil. Para explicar mejor esta conclusión, tengo que remontarme al 05 de Febrero de 1975.

         Ese aciago día, miembros del personal subalterno de la Policía (Guardia Civil en ese momento), decidieron realizar una huelga en reclamo de mejoras salariales. Al parecer no llegaron a entender que en ese momento el Perú se encontraba gobernado por una más de tantas despreciables dictaduras militares, que históricamente, han usufructuado el poder en beneficio propio. El resultado fue, que varios Policías fueron asesinados por miembros de las Fuerzas Armadas.

         A que viene esta historia como parte de mi experiencia de vida. Pues que ese 05 de Febrero de 1975, yo era cadete de primer año de la Fuerza Aérea del Perú, y ante los desmanes que se produjeron por la huelga policial, se produjo una movilización total del personal militar.

En la base aérea de las Palmas, donde se encontraba la escuela de oficiales de la Fuerza Aérea, todo el batallón de cadetes fuimos desplegados alrededor del perímetro de la base aérea, armados con fusiles FAL, y con la orden expresa de disparar a matar si se presentaba algún ataque a la base.

         En ese momento yo contaba con 19 años, casi 20, y estoy seguro que de haberse presentado el caso, hubiese disparado a matar, sin ninguna duda. Por la sencilla razón, que todo militar, desde el primer momento que ingresa a una institución castrense, es para aprender a matar, ya sea con una bayoneta, con un fusil, con un tanque, con un avión, o con un barco. Esa es la razón de la existencia de un militar. ¿Qué hay mas funciones desarrolladas por el personal militar? Por supuesto, pero no olvidemos su función principal.

         ¿Es una crítica negativa? De ninguna manera, un estado necesita tener Fuerzas Armadas debidamente preparadas para su defensa de enemigos internos y externos. Las Fuerzas Armadas son estrictamente necesarias. El mundo en que vivimos es así.

         Pero, involucrar a las fuerzas armadas en actividades policiales, ya se ha demostrado hasta la saciedad, que es contraproducente. Con tanto poder en las manos; a los miembros de las fuerzas armadas, no hay policía, fiscal, ni juez que pueda fiscalizarlos y menos controlarlos. Jamás nos debemos olvidar de personajes como Martin Rivas y su banda de asesinos del grupo Colina, de la patrulla asesina de Telmo Hurtado, del comandante Andrés Egocheaga del grupo de aniquilamiento Aries de la Marina de Guerra, etc, etc, etc.

         Dar el control total a las Fuerza Armadas en las zonas de emergencia, donde se producen los 325,000 kilos de cocaína que el Perú exporta anualmente, es exponerlos irremediablemente al gigantesco poder corruptor de las mafias del narcotráfico internacional.

         ¿Se quiere combatir realmente el narcotráfico? Al parecer, no. ¿Se están repitiendo exactamente los errores del pasado? ¿Ó se pudiera pensar tal vez, que se están repitiendo los métodos del pasado?

         Creer que los narcoterroristas Quispe Palomino, y unos cuantos terrucos más, puedan ser los responsables de exportar más de 300,000 kilos de cocaína al año, realmente me parece absurdo. Eso implicaría movilizar cantidades astronómicas de dinero, insumos, y transporte. La denuncia del Director de Política Nacional de Control de Drogas de los Estados Unidos, el pasado Julio, de que el Perú había pasado a la triste condición de ser el primer productor de cocaína en el mundo, confirma que esto tiene que ser producto de un gigantesco flujo de dinero, que se mueve a nivel internacional, a través de poderosas entidades financieras. ¿Cómo puede ser, que no sea detectado por las autoridades peruanas?

         El mediocre combate contra el narcoterrorismo en las zonas del VRAEM y el Huallaga, me parece, es la distracción perfecta para que grandes intereses económicos se muevan en las sombras y en la impunidad.

         Recuerdo que en las décadas del 80 y 90 cuando el traslado de la cocaína se realizaba por vía aérea, por pequeñas aeronaves. Estos vuelos despegaban en su mayoría de bases militares controladas por la mafia fujimontesinista. Entonces se argumentaba, que era imposible controlar esos vuelos por lo extenso de la selva peruana.

Cuando la presión internacional hizo imposible que se continuase con dicha modalidad de narcotráfico, y este multimillonario ilícito negocio encontró otra manera de traficar su droga, entonces comenzaron a caer los tontos útiles como Vaticano, los Cachique, los Pachos, los Chalizes, etc, etc, etc.

         Y milagrosamente las autoridades de turno, se dieron cuenta que enviando aviones de combate a las zonas de emergencia, con la orden de disparar a matar, y derribando a las aeronaves que fueran sospechosas de transportar droga, se pudo combatir eficazmente esta modalidad de transporte ilegal. Después de ello, uno que otro despistado ha intentado seguir haciéndolo, pero sin ser un problema real para la seguridad nacional.

         A mi humilde entender, el narcotráfico, el tráfico de seres humanos y el tráfico de armas, jamás van a desaparecer en el mundo. Son producto de la miseria humana, y motivo de enriquecimiento de mafias internacionales, que lucran con el dolor de seres humanos.

         Pero lo que si puede hacer una sociedad civilizada, es tomar distancia de estas lacras sociales, identificándolas plenamente, y combatiéndolas donde más les duele, el dinero. Un negocio, cualquiera que sea, para que sea rentable tiene que contar con dos variables fundamentales, calidad y “cantidad”.

         Así como en la década del 90 fue relativamente fácil acabar con los vuelos del narcotráfico cuando las autoridades de turno así lo dispusieron, me parece que ahora acabar con la producción de la cocaína también es relativamente fácil, la decisión es política.

         ¿Cuál es el insumo fundamental para la elaboración de cocaína? Pues la hoja de coca. No es el kerosene, ni la cal, ni el thiner, etc, etc, etc. Las plantaciones de coca son fácilmente detectadas. Las autoridades reconocen que son aproximadamente 60,000 hectáreas sembradas ilegalmente, en este momento.

         ¿Por qué no se dirigen los mayores esfuerzos a erradicar las plantaciones de coca, y nos olvidamos de los otros insumos, que serian inútiles sin el ingrediente principal?

         ¿Por qué no se dispone que 10 helicópteros artillados y 500 hombres entrenados exclusivamente en arrancar plantones de coca, se movilicen exclusivamente con ese propósito todo el año?

         La simple reducción de la producción de cocaína, haría que las mafias internacionales del narcotráfico, dejen de ver atractivo el mercado peruano, y emigren a otras latitudes. Por consiguiente, la falta de recursos económicos, también reduciría el accionar de las otras lacras sociales, como el terrorismo ¿No le parece Sr. Presidente?

         Para terminar esta vez, deseo ilustrar con otra experiencia de vida, como he podido ser testigo, que personal policial y militar actuaron directamente en este ilícito negocio. Como siempre, ejemplos concretos Sr. Presidente: Entre los años 91 y 92 fui contratado como piloto é instructor de vuelo, por el entonces exitoso empresario y oficial en retiro de la Policía Nacional Jorge Chávez Montoya, en la actualidad, más conocido como “Polaco”.

         La empresa de aviación del Sr. Chávez Montoya había adquirido una moderna aeronave turbohélice Beechcraf  E90, la cual se había accidentado en la zona del VRAEM, actuando como piloto al mando el Mayor FAP (r) Luis Duffoe. En tiempo record, el bróker o asesor de seguros Sr. Carlos Prado (con vínculos familiares con el Sr. Dionisio Romero Seminario), logró que la compañía de seguros le proporcione una segunda aeronave de las mismas características.

         Esta aeronave fue traída al Perú con matricula Norteamericana, y mantenía dicha matricula en sus operaciones en el territorio nacional. Por esa razón la Dirección General de Transporte Aéreo a cargo en ese momento de la Fuerza Aérea del Perú, exigía a la empresa del Sr. Chávez Montoya que el piloto que vuele esa aeronave tenga licencia americana, y por supuesto estar habilitado en ese tipo de aeronave, con simulador de vuelo en los Estados Unidos. Esa fue la razón principal para que yo sea convocado como piloto é instructor de vuelo por dicha empresa.
        
         A la vez que daba instrucción de vuelo a los nuevos pilotos del Sr. Chávez Montoya en la ciudad de Pucallpa, también ejercía la función de piloto. En esas circunstancias se presentó un expreso para el aeródromo de Zorrillos controlado en ese momento por la Marina de Guerra del Perú. El vuelo consistía en recoger de dicho aeródromo hasta 09 pasajeros.

         Malas experiencias de tripulaciones de vuelo al aterrizar en aeródromos controlados por la Marina, me llevaron a rechazar dicho vuelo. Discutí con el agente encargado de los vuelos en la empresa, y me retire a mi hotel.

         Se presentaron en el hotel tres miembros de la Policía (conocía a uno de  los policías de apelativo Chicho, porque trabajaba en el aeropuerto de Pucallpa), y me conminaron a realizar dicho vuelo, alegando que la empresa en la que trabajaba prestaba un servicio público, y que negarme a prestar ese servicio me traería problemas legales. En realidad tenían razón. Les expliqué que el motivo de mi negativa era que los Marinos disparaban primero y preguntaban después. Me tranquilizaron explicándome que ellos me darían una frecuencia de radio para comunicarme con los marinos antes de aterrizar, y que todo estaba coordinado.

         Despegue de Pucallpa con plan de vuelo Pucallpa-Zorrillos-Pucallpa. Efectivamente, cinco millas antes del destino me comuniqué con la base de Zorrillos, y el personal de tierra me dio la autorización para aterrizar, y las indicaciones precisas para el aterrizaje y el parqueo.

         Todo el personal militar que me atendió, estaba con pasamontañas. El expreso consistía en trasladar dos cadáveres al aeródromo de Palmapampa en el departamento de Ayacucho. Me explicaron que el plan de vuelo que yo había firmado en Pucallpa, ya había sido cambiado, y los tanques de la aeronave estaban full. El único que no se había enterado que ya todo estaba planeado, era yo. Usted como ex militar Sr. Presidente, sabe perfectamente que con un militar no se puede replicar y menos discutir cuando están en su terreno.

         Cuando arribé al aeródromo de Palmapampa, recién me pude enterar de todo el rollo. Los cadáveres eran de dos pilotos colombianos que habían sido abatidos por los marinos en la zona de Aguaytía, por una mala coordinación en el pago de cupos, y estaban vendiendo los cuerpos para que sean repatriados por sus familiares a Colombia en un vuelo que llegaría a Palmapampa. La pista estaba controlada por el ejército.

         Un par de semanas después, ya en Lima, estaba mirando un programa dominical de noticias, si mal no recuerdo en Frecuencia Latina. Y pude ver a un miembro de la Marina de Guerra del Perú, mostrando a una periodista una tumba donde habían enterrado supuestamente, a los dos pilotos colombianos abatidos.

En arca abierta el justo peca, no se puede dejar en completa libertad a militares y policías Sr. Presidente, siempre tiene que haber un contrapeso del poder. Esa es la base de la democracia.

Sin más que agregar por el momento me despido de usted, agradeciendo la atención que sirva prestar a la presente.

Atentamente, 
Ricardo Valle Cabrera
DNI  07710808
Telf. 996-675-496

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