Lima,
10 de Diciembre del 2012
Señor
OLLANTA HUMALA
TASSO
Presidente de la República del Perú.
Presente.-
Ref.- Expediente 12-022086
De mi consideración:
¡Que el
mundo fue y será una porquería, ya lo sé…!
Así empieza un antiguo tango, creado en 1934 por el compositor argentino
Enrique Santos Discépolo. Parecería que dicho compositor se hubiera inspirado
en el Estado Peruano actual.
Resulta
patético escuchar a personajes de todas las tiendas políticas, reclamando por
(su frase favorita), una lucha frontal contra la corrupción. Ver por ejemplo la
cara del actual Jefe del INPE, completamente sorprendido por “haber
descubierto” que en cárceles de máxima seguridad, se permite que los internos
tengan fiestas de cumpleaños con orquestas, licores caros, compañías femeninas,
etc. Menos mal, que por fin lo descubrió.
Ahora tal vez, la Señora
Primera Dama de la Nación, haya comprendido por fin, que en el Perú es muy
difícil caminar derecho. Al parecer las circunstancias, la han obligado a apañar
a un ministro agresor, que en un gobierno que se preocuparía por su imagen, y
la del país, en forma inmediata hubiese sido destituido.
La
descomposición del Estado Peruano es innegable. Sus principales instituciones
son muestra clara, de la enorme corrupción que impera en nuestro país. Sin
duda, una de las instituciones que muestra peor imagen en estos momentos, es la
Policía Nacional. Tal vez por ser más visible para los ojos del ciudadano
común. Y por supuesto, por las cada vez mas continuas denuncias contra
efectivos policiales involucrados en asesinatos, extorsiones, secuestros,
narcotráfico, etc, etc, etc.
El sentido común nos dice,
que el funcionamiento correcto de nuestra policía, es vital para el desarrollo
de nuestra sociedad. Lamentablemente, cuando a uno le toca enfrentar
situaciones donde es necesaria la correcta presencia policial, se da de bruces
contra la triste realidad.
Como he informado a usted
anteriormente, actualmente no puedo ejercer mi profesión de Aviador Civil. Ahora
me he dedicado a trabajar en el servicio de movilidad escolar. Precisamente,
realizando esta actividad de transportar niños escolares, he padecido la
siguiente desagradable experiencia.
El día
19 de Noviembre pasado, recogí 14 niños a las 03:15 pm del centro escolar donde
doy servicio, y empecé mí recorrido habitual. Luego de haber dejado ya a
algunos de ellos en sus hogares, en el momento que cruzaba la intersección
vehicular, saliendo de la Av. De la Policía, cruzando la Av. Brasil, para
ingresar luego al Jr. Cabo Gutarra. En mitad del cruce de la Av. Brasil, hubo
un amago de colisión con un taxi amarillo, sin llegar a contacto alguno.
El
chofer del taxi amarillo me adelantó en el ingreso al Jr. Cabo Gutarra y me
cerró el paso, deteniéndome a mí, y a todo el tráfico que me seguía. El chofer
del taxi amarillo bajo a reclamarme que le pague por un supuesto choque que no
se había producido en ningún momento. Entonces baje de mi vehículo para
verificar los supuestos daños, y pude constatar que no se había producido
ningún daño.
Mientras
el chofer del taxi amarillo me reclamaba que le pagara los supuestos daños, se
bajo del taxi amarillo un segundo sujeto que se acerco a tomar fotos a los
niños de mi movilidad, con la clara intención de infundir miedo en ellos. Luego,
este segundo sujeto se acerco a mí y me dijo textualmente “Ya tome la foto, yo
soy policía, así que paga nomas”.
Mi
respuesta inmediata fue, entonces vamos a la comisaria, pues pensé era lo más
atinado. Además, que en mi ruta habitual, transito todos los días al costado de
la comisaria de Pueblo Libre.
Esa sola
respuesta originó una violenta respuesta del chofer del taxi amarillo, que me
acuso de no querer pagar los supuestos daños y me agredió física y verbalmente.
Después se dirigió a mi vehículo donde aún se encontraban nueve niños entre
siete y quince años de edad, y procedió a romper los espejos laterales a
patadas, abollando mi carrocería, y provocando por supuesto, el terror en los
niños que se encontraban al interior del vehículo.
Debido a la agresión a que
estaban siendo sometidos los niños, se fueron acercando transeúntes que pasaban
por el lugar, lo que obligó que los dos sujetos abordaran el taxi amarillo y
fugaran del lugar. Logramos anotar la placa del taxi amarillo. Placa de rodaje C7B 279.
Para mí, esta agresión era
un show montado para esquilmar algunos desafortunados ciudadanos que puedan
tropezarse con estos dos maleantes.
Pero, lo peor de todo estaba recién por empezar.
Me
dirigí a la comisaria de Pueblo Libre para asentar la denuncia. Un efectivo
policial salió a verificar los daños a mi vehículo, y lo más importante para
mí, que verifiquen la presencia de los niños que habían sido víctimas de la
agresión. Apenas empezando a darle los datos de la agresión, el efectivo policial
me dijo que la denuncia no correspondía a su jurisdicción, y que tenía que ir a
la comisaría de Jesús María a presentar la denuncia.
Fuimos a
la comisaría de Jesús María. Ya para ese momento, los padres de los niños empezaron
a llamar preocupados por la demora, y una mamá llegó a recoger a su menor hija.
Cuando
me dispuse a presentar la denuncia en la sección correspondiente de dicha
comisaria, el único efectivo policial encargado para tal efecto, me dijo que
muy estaba ocupado. A pesar de que en el mismo ambiente había otros efectivos
policiales haciendo “nada”, nadie más podía verificar la presencia de los
niños, y los daños a mi vehículo.
Ante mi insistencia,
agobiado por la demora en el traslado de los niños, el encargado de recibir la denuncia,
inicio un pequeño interrogatorio, y apenas empecé a darle los datos, me dijo,
que la denuncia no correspondía a dicha comisaria, sino a la de Pueblo Libre.
En ese
momento, totalmente desconcertado por la actitud de los efectivos policiales
que no lograba que me atendieran, solicité hablar con el Comisario.
El
Comisario de la Comisaria de Jesús María, no se encontraba en su puesto a las
04:30 pm. Me atendió el Brigadier Abanto, y cuando le expliqué lo sucedido,
salieron a verificar los daños al vehículo, y por supuesto yo insistí en la
importancia de verificar la presencia de los niños víctimas de la agresión. Luego
de la verificación me indicaron que siga con el traslado de los niños y que regrese
mas tarde para asentar la denuncia.
Recibieron la denuncia con
la indicación que sería enviada a la comisaría de Pueblo Libre, como
correspondía. Podía acercarme a dicha comisaría el día miércoles 21.
Deseo
resaltar que el Brigadier Abanto, fue el único efectivo policial que mostró una
buena actitud ante estos hechos.
Me
presente en la comisaria de Pueblo Libre el día jueves 22 de noviembre,
esperando confirmar que la denuncia ya habría sido enviada.
En efecto, ya estaba en la
mesa de partes. Cuando pregunté a los tres policías que se encontraban en ese
momento en la sección denuncias a quien correspondería la investigación del
caso, se excusaron explicando que le tocaba a quien había estado de servicio el
día de los hechos. Cuando traté de explicar que yo ya había sido rechazado por
esos efectivos policiales, me explicaron que ese grupo de investigación estaba
acostumbrado a sacudirse del trabajo. Bueno, pensé, al final la denuncia ya
estaba donde correspondía, y era solo esperar, que tomara su curso normal.
Como
pude observar que la policía no era muy receptiva, los siguientes días me
dedique a investigar por mi cuenta. Con la placa de rodaje de taxi amarillo,
pedí en la SUNARP una boleta informativa, donde conseguí los nombres de los
propietarios del taxi amarillo, que son: Bueno Sánchez Jorge Eduardo y Rossel
Díaz María Zoila Matilde, con domicilio en Pasaje Daniel Alcides Carrión 143,
Magdalena del Mar. Después pedí en la RENIEC un certificado de inscripción con
los datos de Bueno Sánchez Jorge Eduardo, y la foto del titular no correspondía
a ninguno de los dos maleantes.
Con
estos datos me presente en la comisaria de Pueblo Libre el día 30 de Noviembre,
para ver en qué estado se encontraba la investigación. Los tres efectivos que
se encontraban de turno ese día, me indicaron que un grupo de investigación
trabaja los días pares y otro grupo los días impares, y ese día no correspondía
a mi denuncia. Pedí hablar con el comisario, pero me atendió el alférez de
guardia, el cual me repitió que ese día no trabajaba el grupo al que
correspondía esa denuncia y que regresara al día siguiente y que con seguridad
lo encontraría.
Regrese
a la comisaria de Pueblo Libre el Sábado 01 de Diciembre, para conocer por fin
al policía encargado de la investigación. Nuevamente, me dieron con la puerta
en las narices. Los dos policías que se encontraban en la sección denuncias, me
aseguraron que ellos no estaban a cargo de esa investigación.
Pedí
hablar con el comisario. En la prevención me indicaron que el comisario había
salido y que regresaría en veinte o treinta minutos. Lo espere dos horas y
media, pero el Comandante PNP Eler Vilca Vásquez, nunca llegó.
Regrese
a la comisaria el día Lunes 03 de Diciembre. Pregunte en la mesa de partes si
se encontraba el policía encargado de investigar mi denuncia. Por fin me
indicaron que era el efectivo policial Borda.
El efectivo policial Borda estaba
presente en ese momento, y recién se enteraba que se encargaría de la
investigación. Resultó ser el mismo policía, que quince días antes me había
enviado inútilmente a la comisaría de Jesús María. El Policía Borda, me dijo
que no tenía tiempo para atenderme en ese momento, y que regresara a partir de
las seis de la tarde.
Regresé
a la seis de la tarde. Por fin me atendió, y tomó mi manifestación. Me hizo
saber, que la investigación se centraría en los daños materiales a mi vehículo,
a lo que yo repliqué, que lo importante para mí era la agresión a los niños.
El Policía
Borda me explicó que para que proceda una denuncia por agresión a los niños
tendrían que haberlos golpeado directamente a ellos, ó acuchillado ó disparado,
y que ningún juez de paz, que era a donde correspondía, tomaría esa denuncia. Realmente
no creo que el Policía Borda tenga razón al respecto. Si los procedimientos
actuales de la policía se ejecuten de esa manera, me parece imperativo sean
revisados.
El
efectivo policial Borda, también me advirtió que tenía una enorme cantidad de
denuncias que atender, y que él, no se daba abasto. Tendría que empezar con las
pesquisas. Le hice entrega de los datos que había obtenido en la SUNARP y en la
RENIEC, para de esa manera aligerar su enorme carga de trabajo, y aliviar en algo
su traumático estrés. Agregó, que como nadie lo ayudaba, en sus días francos,
él mismo tenía que ir a entregar las notificaciones a los denunciados. Le
pregunté si podría regresar en una semana para ver si había algún resultado en
la investigación. Me dijo que tal vez en dos semanas.
Como
podrá darse cuenta Sr. Presidente, la abrumadora desidia, la total falta de
compromiso con sus deberes como miembros de la Policía Nacional, en la casi
totalidad de los efectivos policiales. Siendo los buenos policías, la excepción
a la regla, y no al revés, como debería ser, hacen que el ciudadano común y
corriente, vea con tanta desconfianza y temor a sus policías.
Solicito a usted Sr. Presidente, en su
calidad de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Policiales, ordene a quién
corresponda, se realice una real investigación a la brutal agresión
inferida a una movilidad escolar con nueve niños a bordo.
Sin más que agregar por el
momento me despido de usted, agradeciendo la atención que sirva prestar a la
presente.
Atentamente,
Ricardo Valle Cabrera
DNI 07710808
Telf. 996-675-496
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Adelante con su comentario...