¿Cómo alguien con el mínimo sentido común -y que no tenga una interesada amnesia- podría pensar que el fujimorismo es ajeno al monteCinismo?.




El lado oscuro de Fuerza Popular


La República: Mirko Lauer
La comisión parlamentaria recién está en el partidor. Aquí en La República se investiga desde hace semanas. Lo que va saliendo a la luz es una red de antiguas relaciones y nuevos contactos. No se contradicen en lo más mínimo la necesaria pesquisa de hechos recientes y la indispensable arqueología del montesinismo. Es de esperar que así también lo vea el Congreso.
Sin duda hay una continuidad entre el montesinismo imperial de los años 90 y el semiclandestino del siglo XXI. Pero ahora también se viene detectando una continuidad de los lazos –amicales, comerciales, operativos– entre personajes del antiguo entorno de Vladimiro Montesinos y personajes del fujimorismo actual. Las relaciones entre montesinistas y fujimoristas en el poder duraron un decenio y se dieron a todo nivel.
El rompimiento del año 2000 fue un asunto de la cúpula, pero que evidentemente no cubrió todo el espectro de relaciones. En algunos casos los lazos subsistieron. En otros se instaló una providencial amnesia. Algunos de estos parece haber sido el caso de la congresista Cecilia Chacón. Uno de los efectos del caso López Meneses ha sido empezar a sacar a la luz toda esa urdimbre de relaciones pasadas, nexos continuos y prácticas supérstites. De los tres niveles va surgiendo un sombrío escenario de aprovechamiento de las libertades del ordenamiento democrático para avanzar fi chas de dudosa legalidad.
El valiente testimonio del suboficial William Pingo ha revelado una intención de direccionar la responsabilidad de la asignación de la ilegal custodia de Óscar López Meneses hacia Palacio. Una clara movida conspirativa sobre la que todavía no se sabe lo suficiente, y que incluso los opositores más enconados han rechazado.
Pero el caso ha colocado al fujimorismo en una situación incómoda, por no decir insostenible. De un lado buscan ubicarse como críticos del montesinismo y asociarlo con el gobierno. De otro lado muchos de ellos están inmersos en la relación, histórica y en tiempo real, con el montesinismo que critican, y al cual ahora pretenden investigar.
Todo esto arroja sombras sobre Fuerza Popular como agrupación electoral. El retorno de Alberto Fujimori y los duros al primer plano político ya había afectado la imagen de renovación que postula Keiko Fujimori. Ahora el montesinismo aparece como un lado oscuro que se resiste a permanecer en el pasado, y menos todavía en el olvido.
NOTA DE RECTIFICACIÓN. En la columna de ayer afi rmamos que la prueba PISA es anual, lo cual es un error. La prueba en realidad se produce cada tres años. Demostración de que tampoco este periodista está libre de cometer y transmitir errores cuando aborda temas especializados. Mis disculpas a los lectores.

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