César “Azángaro” Acuña

Mijael Garrido Lecca Palacios

El viernes al mediodía Altavoz.pe publicó un informe que denunciaba que el Plan de Gobierno de César Acuña tenía plagios. La noticia, como era de esperarse, rebotó de inmediato en todos los medios de comunicación. El sábado por la mañana APP, la agrupación política de Acuña, emitió un comunicado en el que indicaba que no había habido plagio en su plan, sino –únicamente– mala citación. Unas pocas horas después, Altavoz.pe respondió al comunicado demostrando objetivamente que sí había habido plagio. No hubo más respuesta. En donde sí hubo respuesta fue en varios grupos de periodistas independientes que tomaron la posta de la investigación y decidieron someter los trabajos académicos a una prueba. ¿Las consecuencias? De acuerdo con lo publicado por Luis Vélez y Sandra Rodríguez, el candidato César Acuña plagió en su tesis de maestría y en su tesis de doctorado. Lo hizo también en varios de los artículos que publicó internamente en la Universidad de la que es rector. Mientras todo esto sucedía, Acuña y sus seguidores respondían a cualquier crítica que se haya podido desprender de estas denuncias con una sola frase: “con Acuña precios más bajos”. Esta respuesta, pienso, encierra la esencia del “pensamiento Acuña”. Por un lado opera bajo premisas absolutamente descabelladas: queda claro que ningún presidente puede afectar el sistema de precios sin tener que asumir las consecuencias. Pero por otro lado, y más importante todavía, la respuesta evidencia un despotismo absoluto: el señor Acuña y sus turiferarios creen que pueden evitar una pregunta con una mentira. ¿Se imaginan lo que sería si llegan al poder? Sucede que la forma de hacer política de Acuña es un pedacito que todos los peruanos, nos guste o no, llevamos dentro. Acuña es pasarse la luz roja. Acuña es la propina al oficial. Acuña es el fin justificando los medios. Acuña es Azángaro. Acuña es claudicar a los principios que soñamos con defender. Acuña es el Perú de ayer. Necesitamos a los peruanos de mañana