Lima,
17 de Julio del 2013
Señor
OLLANTA HUMALA
TASSO
Presidente de la República del Perú.
Presente.-
Ref.-
Expediente 12-029639
De mi consideración:
Molesto
una vez más la atención de su despacho Sr. Presidente, porque al parecer es una
de las pocas formas de lograr que las autoridades cumplan con sus obligaciones,
y entiendan que es su deber atender el bienestar de los ciudadanos, y no como
parte de un negocio, de un retorcido modo de funcionamiento de todo el
aparato del estado.
Como ya
he contado a usted anteriormente, que por denunciar a personal corrupto del
Ministerio de Transportes y Comunicaciones, y su apéndice putrefacta, la
Dirección General de Aeronáutica Civil, ahora no puedo trabajar en mi profesión
de Aviador Civil, y me dedico a realizar el trabajo de movilidad escolar.
El día 11 de Julio del
presente año, a las 07:30 am aproximadamente, me encontraba conduciendo la camioneta
Toyota con placa de rodaje B3X-759 de mi propiedad, transportando escolares. En
el momento que cruzaba con luz verde en el semáforo, la intersección de la Av.
Salaverry con la Av. Alberto del Campo en el distrito de San Isidro, un
automóvil que cruzo la intersección con luz roja, impacto mi unidad. Estos
hechos deben estar registrados por las cámaras de seguridad de la Municipalidad
de San Isidro, y también por las cámaras de video de los negocios próximos al
lugar. Las pruebas están, y conseguirlas, para la policía sería una tarea
sencilla.
El irresponsable conductor
del vehículo infractor, en lugar de detenerse y preocuparse por la integridad
de los escolares y las consecuencias de su indebida acción, acelero y fugo del
lugar. Lo seguí, y apenas a una cuadra de distancia, ingreso al edificio que
ocupa la embajada de Suiza en el Perú, sito en Av. Salaverry 3240. Yo también
ingresé al estacionamiento exterior de la embajada, e intenté acercarme al
conductor para reclamarle por los daños ocasionados, pero en ese momento fui
interceptado de mala manera por dos agentes de seguridad de la embajada,
mientras el conductor operaba rápidamente un dispositivo que le permitía abrir
la puerta de una cochera interna de la embajada Suiza, y desaparecer de mi
vista.
Logre anotar la placa del
vehículo, que es diplomática CD – 622, y el automóvil es de color rojo. Además anoté
el fotocheck de uno de los vigilantes de nombre Cárdenas Ubaldo.
Como anteriormente me ha ocurrido, la parte dramática
de la experiencia, empieza cuando uno tiene que recurrir a una dependencia
policial.
Procedí a llevar a los niños
a su centro escolar. El colegio está ubicado a escasas cuadras de la embajada
Suiza, e inmediatamente me dirigí a la Comisaría de Orrantia del Mar, ubicada
en la Av. Del Ejército.
Llegué a la Comisaría a las
07:45 am. En la puerta me indicaron que me dirigiera a la sección tránsito para
presentar la denuncia respectiva. La oficina se encontraba cerrada. Me acerqué
a la prevención para preguntar el procedimiento en este caso, y se limitaron a
decirme que tenía que esperar porque el único policía encargado para ese
efecto, en ese momento estaba tomando desayuno.
Esperé hasta las 08:20 am,
sin que siquiera se abriera la oficina de tránsito, entonces nuevamente me
acerque a la prevención y pedí hablar con el Comisario. Me indicaron que el
Señor Comandante PNP Raúl Díaz Salcedo no se encontraba en dicha comisaría. Una
vez más pude constatar que a los oficiales jefes de las comisarias, nunca se los
puede encontrar en sus puestos.
Me dijeron en la prevención
que mejor fuera adelantando con copias fotostáticas de mis documentos, como el
DNI, brevete, tarjeta de propiedad y SOAT, y que al regreso ya debería estar el
efectivo policial para atenderme, así lo hice.
Cuando regresé de sacar las
copias, la oficina ya estaba abierta y el Sub oficial que me atendería ya
estaba de mal humor, y procedió a un interrogatorio procaz. Cuando le hice
saber de mi incomodidad, me dijo que me podía quejar donde quisiera, le
pregunté su nombre, y me dijo llamarse Jorge Necochea, que era Sub oficial de
primera. Me preguntó también que otros datos se me antojaban para presentar mi queja,
y me dio su número de carnet 30279731, y siguió diciéndome que otros datos
quería en un tono absolutamente burlón. Por último agregó, que el también
trabajaba en inspectoría.
Regresé una vez más a la
prevención. y solicite hablar con el oficial a cargo de la comisaría en
ausencia del comandante Díaz Salcedo. Me atendió el Mayor PNP José Díaz Escate.
El Mayor Díaz me explicó
amablemente el procedimiento que debería realizar para asentar la denuncia, y
que me derivaría con un efectivo policial diferente al Sub oficial Necochea.
El Mayor Díaz salió de la
oficina y regresó a los pocos minutos, y me indico que tendría que asentar la
denuncia con el mismo Sub oficial Necochea, y acto seguido me indico que tenía
que esperar en un salita a que me llame el sub oficial antes mencionado.
Esperé hasta las 09:00 de la
mañana, y al sub oficial Necochea simplemente no le dio la gana de atenderme, y
nunca me llamó. Me retiré de la comisaría de Orrantia del Mar, sin poder
asentar una simple denuncia, de un accidente de tránsito.
Un ciudadano de a pie como yo, se pregunta ¿Porqué
tenemos una policía tan displicente, tan amargada, tan mediocre?
La respuesta la hemos tenido
justamente en estos días con la difusión periodística de unos escandalosos
videos, donde se muestra a un efectivo policial cobrando coimas a sus propios
compañeros, para darles la libertad de salir a robar a su vez, a los ciudadanos
como yo, y poder de esa manera reunir dinero mal habido, que luego será
repartido a jefes y oficiales.
Por supuesto es lógico
pensar, que estas componendas no son un caso excepcional, sino, la demostración
de una terrible corrupción generalizada que asola nuestras fuerzas policiales.
También es lógico pensar, que cuando un ciudadano se
presenta en una comisaría a presentar una simple denuncia, el efectivo policial
que ha conseguido su puesto mediante un pago, evalúa a la persona, “saca su
cuenta” para ver que beneficio va a sacar de ella. Si considera que no tendrá
ningún beneficio, entonces no vale la pena de gastar papel y tinta en una
improductiva denuncia. En ese caso, mejor es aburrir al ciudadano, y esperar
que se vaya.
Podemos ver día a día en los
medios de comunicación, escandalosos crímenes de mucha complejidad, como por
ejemplo el asesinato del periodista Luis Choy, el asesinato y robo en la
notaria Paino, la fuga de peligrosos delincuentes como picolo en Chiclayo, y
gringasho en Lima, todos ellos resueltos con celeridad. Eso demuestra que
cuando hay importante cobertura mediática, la policía si mueve importante
información que logra la captura de estos peligrosos delincuentes.
Sin embargo, las extorsiones
que asfixian a pequeños empresarios, al sector de la construcción, y hasta
simples mototaxistas, y que ocurren prácticamente a la luz del día,
extrañamente, no pueden ser combatidas.
El tráfico de más de 300,000
kilogramos de cocaína al año, no puede ser detenido. El lavado de dinero sucio
de más de 7,000’000,000 millones de dólares al año, no puede ser rastreado. Y
el gigantesco movimiento de insumos para la elaboración de esta droga,
sospechosamente, no puede ser detectado.
Me imagino Sr. Presidente,
que luchar contra una corrupción instalada por décadas, debe ser una tarea
titánica. Y la sensación que hay en la ciudadanía, es que simplemente se están
perdiendo importantes batallas, y tristemente, es guerra perdida contra estos
flagelos de nuestra sociedad.
Ya desde la época de
Vladimiro Montesinos Torres, pudimos ver con absoluta claridad los niveles de
corrupción que ha alcanzado nuestro país, Si bien el delincuente Montesinos
Torres, le hizo mucho daño al Perú, también habría que reconocer, que gracias a
su afición de registrar en video a sus cómplices, pudimos ver directamente que
la podredumbre había llegado hasta las más altas esferas del poder, como el
gobierno central, las fuerzas armadas, las fuerzas policiales, el poder
judicial, el ministerio público, los más poderosos empresarios, etc, etc, etc.
¿Qué ha pasado desde entonces?
¿No hemos podido erradicar esas lacras? ó simplemente ¿Han cambiado las caras?
Solicito a usted Sr. Presidente, ordenar a quien corresponda:
1.
Dirigir una carta
a la embajada de Suiza en Lima, pidiendo explicaciones sobre el indebido
comportamiento de su personal diplomático, y que asuman la responsabilidad que
les corresponda. La inmunidad diplomática no debe ser confundida con impunidad.
2.
Solucionar las
deficiencias manifiestas en la dependencia policial de Orrantia del Mar, en la
Av. Del Ejército.
Sin más que agregar por el
momento me despido de usted, agradeciendo la atención que sirva prestar a la
presente.
Atentamente,
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Ricardo Valle Cabrera
DNI 07710808
Telf. 996-675-496
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