Investigación: Nº
59 – 2013
Sumilla: Ampliación
de denuncia.
Señora : Dra.
Nelly Rosa Millones Palmadera
Fiscal de la 50º Fiscalía Provincial
Penal de Lima.
Presente.-
Ricardo
Valle Cabrera, en calidad de agraviado en la presente denuncia penal, seguida
contra Pedro Letona Pereyra y otro, por
la presunta comisión del Delito contra el Patrimonio. A usted, tengo la
imperiosa necesidad de comunicarle lo siguiente.
PRIMERO: El día 25 de Julio del presente
año me he presentado ante usted, para rendir mi declaración indagatoria sobre
la denuncia en investigación contra Pedro Letona Pereyra, sobre los hechos
ocurridos el día 19 de Noviembre del año pasado. En afán de relatar con mayor
precisión dichos acontecimientos, paso a detallar todas las peripecias que he
tenido que sufrir, para poder realizar esta denuncia. En un país donde se
respira impunidad, donde la delincuencia ya no respeta nada, y las autoridades
en general, son indiferentes al miedo y abandono de los ciudadanos.
SEGUNDO: El día 19 de Noviembre del año pasado,
recogí 14 niños a las 03:15 pm del centro escolar donde doy servicio de
movilidad escolar, y empecé mi recorrido habitual. Luego de haber dejado ya a
algunos de ellos en sus hogares, en el momento que cruzaba la intersección
vehicular, saliendo de la Av. De la Policía, cruzando la Av. Brasil, para
ingresar luego al Jr. Cabo Gutarra. En mitad del cruce, hubo un amago de
colisión con un taxi amarillo, sin llegar a contacto alguno.
El chofer
del taxi amarillo me adelantó en el ingreso al Jr. Cabo Gutarra, y me cerró el
paso, deteniéndome a mí, y a todo el tráfico que me seguía. El chofer del taxi
amarillo bajo a reclamarme que le pague por un supuesto choque que no se había
producido en ningún momento. Entonces baje de mi vehículo para verificar los
supuestos daños, y pude constatar que no se había producido ningún daño.
Mientras el
chofer del taxi amarillo me reclamaba que le pagara los supuestos daños, se
bajo del taxi amarillo un segundo sujeto que se acerco a tomar fotos a los
niños de mi movilidad, con la clara intención de infundir miedo en ellos.
Luego, este segundo sujeto se acerco a mí, y me dijo textualmente “Ya tome la
foto, yo soy policía, así que paga nomas”.
Mi respuesta
inmediata fue, entonces vamos a la comisaría, pues pensé era lo más atinado.
Además, que en mi ruta habitual, transito todos los días al costado de la
comisaría de Pueblo Libre.
Esa sola
respuesta originó una violenta respuesta del chofer del taxi amarillo, que me
acuso de no querer pagar los supuestos daños y me agredió física y verbalmente.
Después se dirigió a mi vehículo donde aún se encontraban nueve niños entre
siete y quince años de edad, y procedió a romper los espejos laterales a
patadas, abollando mi carrocería, y provocando por supuesto, el terror en los
niños que se encontraban al interior del vehículo.
Debido a la
agresión a que estaban siendo sometidos los niños, se fueron acercando
transeúntes que pasaban por el lugar, lo que obligó que los dos sujetos
abordaran el taxi amarillo y fugaran del lugar. Logré anotar la placa del taxi
amarillo. Placa de rodaje C7B 279.
TERCERO: Lo peor de todo, estaba recién por
empezar.
Me dirigí a
la comisaría de Pueblo Libre para asentar la denuncia. Un efectivo policial
salió a verificar los daños a mi vehículo, y lo más importante para mí, que
verifiquen la presencia de los aterrorizados niños que habían sido víctimas de
la brutal agresión. El policía constató la presencia de los niños asustados por
la agresión, y los daños materiales a mi vehículo, y apenas empezando a relatarle
la información de la agresión, el efectivo policial me dijo que la denuncia no
correspondía a su jurisdicción, y que tenía que ir a la comisaría de Jesús
María.
Fuimos a la
comisaría de Jesús María. Ya para ese momento, los padres de los niños
empezaron a llamar preocupados por la demora, y una mamá llegó a recoger a su
menor hija.
Cuando me
dispuse a presentar la denuncia en la sección correspondiente de dicha
comisaría, el único efectivo policial encargado para tal efecto, me dijo que
estaba muy ocupado. A pesar de que en el mismo ambiente había otros efectivos
policiales haciendo “nada”, nadie más podía verificar la presencia de los
niños, y los daños a mi vehículo.
Ante mi
insistencia, agobiado por la demora en el traslado de los niños a sus hogares,
el encargado de recibir la denuncia, inicio un pequeño interrogatorio, y apenas
empecé a darle los datos, me dijo, que la denuncia no correspondía a dicha
comisaría, sino a la de Pueblo Libre.
En ese
momento, totalmente desconcertado por la actitud de los efectivos policiales
que no lograba que me atendieran, solicité hablar con el comisario. El
Comandante de la Comisaría de Jesús María, no se encontraba en su puesto a las
04:00 pm. Me atendió el Brigadier Abanto, y cuando le expliqué lo sucedido,
salieron a verificar los daños al vehículo, y por supuesto insistí en la
importancia de verificar la presencia de los niños víctimas de la brutal
agresión. Luego de la verificación, me indicaron que siga con el traslado de
los niños y que regrese mas tarde para asentar la denuncia.
Recibieron
la denuncia con la indicación que sería enviada a la comisaría de Pueblo Libre,
como correspondía. Podía acercarme a dicha comisaría el día miércoles 21. Deseo
resaltar que el Brigadier Abanto, fue el único efectivo policial que
mostró una buena actitud ante estos hechos.
Me presente
en la comisaría de Pueblo Libre el día jueves 22 de noviembre, esperando
confirmar que la denuncia ya habría sido enviada. En efecto, ya estaba en la
mesa de partes. Cuando pregunté a los tres policías que se encontraban en ese
momento en la sección denuncias a quién correspondería la investigación del caso, se excusaron explicando que le tocaba a
quién había estado de servicio el día de los hechos. Cuando traté de explicar
que yo ya había sido rechazado por esos efectivos policiales, me explicaron que
ese grupo de investigación estaba acostumbrado a sacudirse del trabajo. Bueno,
pensé, al final la denuncia ya estaba donde correspondía, y era solo esperar
que tomara su curso normal.
Como pude observar que la policía no
era muy receptiva, los siguientes días me dediqué a investigar por mi cuenta.
Con la placa de rodaje del taxi amarillo, pedí en la SUNARP una boleta
informativa, donde conseguí los nombres de los propietarios del taxi amarillo,
que son: Bueno Sánchez Jorge Eduardo y
Rossel Díaz María Zoila Matilde, con domicilio en Pasaje Daniel Carrión 143
Magdalena del Mar. Después pedí en la RENIEC un certificado de inscripción con
los datos de Bueno Sánchez Jorge Eduardo, y la foto del titular no correspondía
a ninguno de los dos maleantes.
Con estos datos me presenté en la
comisaría de Pueblo Libre el día 30 de Noviembre, para ver en qué estado se
encontraba la investigación. Los tres efectivos que se encontraban de turno ese
día, me indicaron que un grupo de investigación trabajaba los días pares y otro
grupo los días impares, y ese día no correspondía a mi denuncia. Pedí hablar
con el comisario, pero no se encontraba en la comisaría. Fui atendido por el
alférez de guardia. El alférez me repitió, que el grupo al que correspondía esa
denuncia no trabajaba ese día y que regresara al día siguiente y con seguridad
me atenderían.
Regrese a la comisaría de Pueblo
Libre el sábado 01 de diciembre para conocer por fin al policía encargado de la
investigación. Nuevamente me dieron con la puerta en las narices. Los dos
policías que se encontraban en la sección denuncias, me aseguraron que ellos no
estaban a cargo de esa investigación.
Pedí hablar con el comisario. En la prevención me indicaron que el
comisario había salido y que regresaría en veinte o treinta minutos. Lo espere
dos horas y media, pero el Comandante PNP Eler Vilca Vásquez, nunca llegó.
Regresé a la comisaría el día lunes
03 de diciembre, pregunté en la mesa de partes si se encontraba el policía
encargado de investigar mi denuncia. Por fin me indicaron que era el efectivo
policial Borda.
El efectivo policial Borda estaba
presente en ese momento, y recién se enteraba que se encargaría de la
investigación. Resultó ser el mismo policía que quince días antes me había
enviado inútilmente a la comisaría de Jesús María. El señor Borda me dijo que
no tenía tiempo para atenderme en ese momento, y que regresara a partir de las
seis de la tarde.
Regresé a las seis de la tarde. Por
fin me atendió, y tomó mi manifestación: Me hizo saber, que la investigación se
centraría en los daños materiales a mi vehículo, a lo que repliqué, que lo
importante para mí era la agresión a los niños. El señor Borda me explicó que
para que proceda una denuncia por agresión a los niños tendrían que haberlos
golpeado directamente a ellos, o acuchillado o disparado, y que ningún juez de
paz, que era donde correspondía, tomaría esa denuncia. Realmente no creo que el
policía Borda tenga razón al respecto.
El señor Borda también me advirtió,
que tenía una enorme cantidad de denuncias que atender, y que no se daba
abasto. Le hice entrega de los datos que había obtenido en la SUNARP y en la
RENIEC. Agregó, que como nadie lo ayudaba, en sus días francos él mismo tenía
que ir a entregar las notificaciones. Le pregunté si podría regresar en una
semana para ver si había algún resultado en la investigación, me respondió que
tal vez en dos semanas.
Regresé en dos semanas. El señor
Borda me dijo que había llevado las notificaciones, pero no se había podido
ubicar al denunciado.
CUARTO: Amargado y frustrado ante tanta
desidia, decidí enviar una carta al Despacho de la Presidencia del Perú,
haciéndole conocer mi malestar como
cualquier ciudadano de a pie. Solicitando a esa instancia, que exija al
personal policial realice su trabajo, y
no pidiendo en ningún momento favores ni trato especial, simplemente que hagan
su trabajo.
Al parecer
mi solicitud hizo efecto, pues a los días me llamaron de la comisaría de Pueblo
Libre para que reconociera a la persona denunciada, que había sido citada. Era
efectivamente el denunciado.
A la semana
siguiente me comunicaron que el atestado ya había sido cursado a la fiscalía, y
que en adelante se encargarían de continuar con la investigación del caso.
QUINTO: En los meses siguientes me he
acercado a las oficinas que usted preside Señora Fiscal, para tomar
conocimiento del avance de la investigación y realizar lectura del expediente. Me
sorprende el cinismo del denunciado en su manifestación policial, inventando
patrañas, y tratando de desviar el sentido de la denuncia a una simple
ocurrencia de tránsito.
Me ratifico completamente
Señora Fiscal, en mi declaración indagatoria: Que para mí, esta agresión era un show montado para robar a algunos
desafortunados ciudadanos que puedan tropezarse con estos dos maleantes.
Que lo que
pretendían estos dos individuos, era que les entregue dinero por un supuesto
daño a su vehículo, daño que nunca se produjo. Como no accedí a entregarles el
dinero exigido, emplearon la agresión como cualquier banda de extorsionadores
que ahora actúan en todo el Perú, robando a empresarios, al sector
construcción, y hasta simple mototaxistas, etc, etc, etc. Sin que ninguna
autoridad ponga freno a esta lacra.
Que el vehículo que fue atacado, era
una movilidad escolar, y en ese momento estaba ocupado por nueve escolares
entre siete y quince años de edad.
Que esos niños sufrieron instantes de
pánico por la brutalidad mostrada por estos maleantes. Varios de ellos no
asistieron al colegio al día siguiente por el miedo sufrido.
En
siguientes oportunidades nos hemos cruzado con el denunciado que pulula por la
zona, y los niños se esconden de miedo.
He podido
determinar la identidad del segundo maleante, porque fue reconocido por una de
las niñas de la movilidad, como un competidor en un programa de concurso en la
televisión. Gracias a este dato, pude buscar luego en youtube, y pude
identificarlo en el enlace http://www.youtube.com/watch?v=lStanuiApYE,
como Sandro Matos Suarez. Lo
más importante, es que en el video encontrado se puede ver en el minuto 01:55,
al denunciado Pedro Letona, alentando a su compinche en dicho concurso, lo que
demuestra que se conocen, y no, como pretende el denunciado, que era un
desconocido cliente que viajaba en el taxi casualmente.
ANEXOS: Adjunto a la presente un cd, con
copia del video recogido en youtube, donde se puede observar a los dos
denunciados.
POR TANTO:
A usted
Señora Representante del Ministerio Público y representante de los derechos
ciudadanos del pueblo, Solicito: Tomar
en consideración las razones expresadas por mí líneas arriba. El daño
psicológico y moral sufrido por los nueve niños atacados. Y sumar a la denuncia
a Sandro Matos Suarez.
Reitero además, mi solicitud de celeridad en la investigación de la denuncia,
pues han transcurrido más de ocho meses sin ningún resultado, se concluya con las investigaciones
necesarias, y formule la denuncia penal del caso. No es justo Señora Fiscal, que los ciudadanos vivamos con miedo, por la
laxitud de los encargados de la administración de justicia.
Lima,
06 de Agosto del 2013
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Ricardo
Valle Cabrera
DNI 07710808
Sandro Matos Suárez en Radio Capital Programa Sexo a la Medianoche se presentó y dijo ser de Chiclayo y primo del cómico Fernando Armas.
ResponderEliminarSr.Valle comparto su indignación, todo lo que usted expone en su blog es verdad, la justicia se compra y vende en el Perú lamentablemente al mejor postor. Vivimos tiempos difíciles y de necrosis moral en todo nivel en la sociedad peruana.